LA OTRA CARA DE LAS FINANZAS
Ana Garcia/Claudia Calva
A pesar de que se habla de finanzas solidarias desde los años 80´s cuando surgieron instituciones como La Société financière de la Nef en Francia como respuesta a la crisis petrolera mundial, actualmente la crisis económica y más recientemente los movimientos sociales del 15-M han despertado el interés
por la llamada banca ética, un modelo financiero más social y sostenible y que tiene una premisa clara:
prevalecen los valores sobre la maximización del beneficio.
El objetivo principal de las finanzas solidarias es encontrar un equilibrio entre lo que es el retorno económico, necesario para poder sostener cualquier tipo de actividad económica, y el impacto en términos sociales, medioambientales y culturales en la actividad que uno desarrolla: la transparencia, la política de inversión y la mejora de la calidad de vida de las personas.
Los ahorros que se depositan en la banca ética se invierten en agricultura ecológica, en renovables, en cooperación al desarrollo, en inserción social, en arte, etc.
Detrás de la banca ética encontramos un uso más responsable del dinero, ya que atiende la idea de que todas las personas tenemos derecho a un préstamo para llevar a cabo un proyecto. En la banca ética la institución intermediaria trabaja con la idea original de la intermediación, ya que principalmente trata de encontrar a las personas que cuentan con un dinero extra y las personas que necesitan ese dinero.
Por lo tanto, las finanzas solidarias representadas por la banca ética pretende mejorar la calidad de vida de otras personas o intentar que desde el mundo financiero se promuevan determinadas inversiones que tienen un claro componente de mejora para el planeta.
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